En el ámbito de las transacciones financieras en empresas grandes y pequeñas, el humilde cheque de papel sigue desempeñando un papel importante a pesar de la era digital en la que vivimos. La elección entre utilizar cheques en blanco o cheques preimpresos puede parecer una decisión menor, pero puede tener profundas implicaciones para la seguridad y la flexibilidad. En esta entrada del blog, profundizaremos en las ventajas de los cheques en blanco y por qué son la mejor opción a la hora de mitigar los riesgos de fraude.
Puede parecer obvio cuáles son las diferencias basándose sólo en los nombres de ambos tipos de cheques, pero pueden sorprenderle. Entender la distinción es crucial para decidir cuál utilizar. Analicemos ambas:
Los cheques preimpresos vienen con toda la información necesaria ya impresa, incluido el número de cuenta bancaria, el número de ruta y, posiblemente, el nombre del beneficiario.
Los cheques en blanco carecen de información preimpresa sobre la cuenta. Los usuarios deben introducir los datos necesarios utilizando un programa informático de emisión de cheques o una impresora diseñada para este fin.
Ahora bien, utilizar cheques preimpresos puede parecer habitual y más cómodo. No requiere impresión adicional, hardware ni los conocimientos necesarios para utilizar este tipo de herramientas. Cualquier persona que emita cheques con regularidad no querría tener que imprimir toda la información de su cuenta antes de emitir un cheque, y las grandes empresas que procesan miles de cheques al mes, o incluso al día, podrían incluso ver las ventajas de utilizar cheques preimpresos, pero ambas partes deberían ser capaces de identificar al elefante en la habitación. ¿Adivina cuál es?
Entendido. Los cheques preimpresos son una mina de oro para los defraudadores. Si un estafador se hace con un cheque preimpreso, tiene acceso a los números de cuenta y de ruta, y al nombre del beneficiario sin tener que hacer ninguna investigación. También pueden utilizar tácticas como el lavado de cheques para cambiar cualquier información que les beneficie, o llegar incluso a crear cheques falsos.
Aunque el lavado de cheques o la falsificación puedan parecer prácticas que nuestra sociedad actual ha dejado atrás, piénselo de nuevo. El lavado de cheques ha resurgido en los últimos años, simplemente porque es un método de fraude en el que se confía y que la mayoría de las empresas y personas no prevén. ABC informó sobre los esquemas de lavado de cheques justo en octubre de 2022. Aunque el informe se centraba principalmente en el fraude contra particulares, las empresas corren un riesgo aún mayor debido a sus grandes carteras, largos procesos y cuentas bancarias, en las que hasta 5.000 dólares pueden ser poca cosa.
Los cheques en blanco tienen una gran ventaja sobre los cheques preimpresos. No sólo establece automáticamente medidas de seguridad al eliminar por completo de la conversación la información de cuentas expuestas, sino que también tiene otras ventajas, como la reutilización y la rentabilidad:
En TROY, reconocemos la importancia de las existencias de cheques en blanco, pero también reconocemos que es sólo el primer paso en el proceso de preparar su negocio para un futuro seguro. Las ventajas están ahí, pero ¿qué viene después? ¿Puede seguir sufriendo fraudes incluso después de haber implementado las existencias de cheques en blanco? La respuesta corta es sí, pero TROY tiene una línea de productos de defensa total cuando se combinan.
En la era de las finanzas digitales, el cheque en papel sigue siendo un instrumento vital para las transacciones. Optar por cheques en blanco en lugar de cheques preimpresos es una elección prudente, principalmente debido a sus características de seguridad y flexibilidad superiores. Al minimizar el riesgo de fraude, reducir la exposición de la información personal y ofrecer opciones de personalización, los cheques en blanco permiten a empresas y particulares mantener un mayor control sobre sus transacciones financieras al tiempo que protegen sus recursos.